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domingo, 9 de marzo de 2008

Las Ruinas de Tahakimilito


Se cuenta que el señor Abraham Tahakim, de procedencia Hakaki-Lamka, encontró unos papiros sobre “el origen de las especies”, y en especial, del origen del hombre. Para Tahakim, el hombre, es producto de la “selección natural”, de la “mutación”, y sobretodo, de la creatividad de los cambios azarosos, los cuales permiten el constante avance de lo vivo hacia la novedad. Los hakaki-Lamka pensaban que el hombre, es un cuerpo multicelular que evoluciono y fue seleccionado por la naturaleza, donde sus impulsos lo han acompañado desde hace millones de años. Para estudiar al hombre, el maestro de Tahakim, Lorenz, dice que es necesario estudiar las normas de comportamiento regidas por patrones fijos o pautas comunes de la especie.

Para Tahakim, el hombre surge como especie gracias a la unificación de las cuatro fuerzas –la magnética, la gravitacional, la atómica y la electrostática -, las cuales son controladas por una ecuación de retroactividad de componentes bioquímicos complejos, operando lejos del equilibrio, ya que generan bucles catalíticos que conducen a inestabilidades que pueden generar nuevas estructuras de orden superior; esta ecuación hace hincapié en que la evolución no se produjo a través de cambios graduales continuos en el tiempo causados por largas secuencias de mutaciones sucesivas, sino se produjo por medio de bucles catalíticos.

Teniendo en cuenta que el tiempo no es secuencial, sino que son series infinitas en forma de una red creciente de tiempos paralelos, divergentes y convergentes (como lo creen los Hakaki-Lamka) parece ser, que el hombre tuvo origen en el año 568 3D en el actual planeta tierra en una “tribu” llamada Tahakimilito.

Según investigaciones realizadas por los Etólogos, se dice que esta tribu por medio de un ritual llevado a cabo en las ruinas de la antigua Panague, lograban crear un vinculo tan fuerte entre sus integrantes, que sería posible llegar a un conocimiento completo de lo que es el hombre.

Me han contado, quienes han participado en el ritual, que todo comienza cuando el Chaman, el integrante más antiguo de la tribu, se dirige a las fronteras de la Raya , con aquella persona en transición, quien decide conocer de “sí mismo”.

Esta persona una vez bajo el efecto del alcohol y del “Canvis Sativa” baila la danza de los muertos, danza donde sus deseos reprimidos le son mostrados en forma de ilusiones ópticas. Y del impacto creado por estas cae desmayado en el centro de las ruinas; - las grandes rocas de las ruinas forman la llamada Estrella Azul del Norte - donde se halla un circulo negro, llamado por su tribu el Bucle Catalítico (las personas que se encontraban en aquel lugar cuentan que deliraba y convulsionaba, como sí sufriera de alguna enfermedad).

Al abrir los ojos, deseó gritar (...) pero al ver que se encontraba solo en medio de llamas junto a una mujer desnuda, símbolo de sexualidad, decidió levantarse y bailar la danza de los vivos o también llamado el “ritual del cortejo”. Danza que tiene como objetivo el reconocimiento del otro a través del contacto físico. En medio de las caricias y de los besos sus conductas se asemejaban a las de un pavo real cuando muestra su plumaje para mostrarle al macho su belleza única.

Al verse como un animal llevado por los instintos decidió salir a correr. Mientras corría solo pensaba en una sola cosa, no recordaba de donde venia ni a donde iba. Realmente estaba desorientado no sabia en que lugar se encontraba. De un momento a otro, volvió a llegar al mismo lugar del que se había levantado, pero con una gran diferencia, en ese mismo sitio se encontraba reposando otra persona diferente a él. Esta persona parecía enferma, tenia fiebre y estaba convulsionando.

En medio de su fatiga y de la confusión, vio a la persona recostada en un gran circulo negro, no supo que hacer, su única reacción fue la de salir a correr, pero no sabia que estaba haciendo, no le encontraba una razón del porque huía.

Al levantarse se encontró con Kawanté (el Shaman de la tribu) y en medio de la confusión decidió acercarse a una de las rocas, la cual contenía una escritura en un idioma extraño. En ese momento apareció un hombre señalando la roca en la cual habia una escritura que decia lo siguiente: “Aquel hombre que se pare al frente de esta puerta será juzgado y condenado a no tener principio ni fin, sencillamente estará condenado a ser hombre”.

Después de un ataque, se levanto, recordaba que antes de este se encontraba algo ebrio, había caminado de la Raya hasta las ruinas Tahakimilito ubicadas en la población de Panague, pero en ese instante, en medio de la razón, recordó que en el sueño huía de las ruinas; pero también supe que era soñado, que era parte del sueño de Kawanté. Y huía de las ruinas de la misma razón que nosotros los seres humanos reprimimos nuestros deseos reprimidos, pues son ellos que nos asemejan a los “animales”, pero como siempre, se termina aceptando lo que somos: “Monos Desnudos”.


Nicolás Sáiz Bravo

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